lunes, 11 de marzo de 2019

Crónica Bandolerita 2019

La carrera

Se desarrollan dos carreras la corta llamada Bandolerita que este año ha sido de 81 kms, 84kms nos ha salido a nosotros, y la larga que se llama Cien Millas Sierras del Bandolero (CMSB) aunque para mí siempre será Ultra Trail Sierras del bandolero de hecho cuando consiga hacer la larga esas serán las siglas que me tatúe...UTSB.


Hablaremos de la Bandolerita que es la que nos ocupa, es una carrera dura, técnica en más de un 80% de su recorrido y asequible para poderla acabar sin correr ya que dan 25 horas. Para ahorrarte lectura, si has llegado a esta crónica buscando saber si merece la pena pagar la inscripción la respuesta es SÍ, por recorrido, por organización, por voluntarios y por la gente que te vas a cruzar en cada pueblo y en cada camino. Los peros que te podemos decir: las inscripciones de la Bandolerita vuelan por lo que deberás estar muy atento al día de apertura de inscripciones. El tiempo suele ser malo o muy malo este año nos ha respetado pero no es lo habitual y por último comentarte que cuando decimos que la carrera es técnica es que es técnica por lo que si no estás muy acostumbrado a ese tipo de terreno mejor empezar por otra carrera antes que esta. Resumiendo hay que estar atentos a las inscripciones y hay que estar preparado para que te toque un año malo de lluvia y frío por terreno muy técnico si no es así hay mejores alternativas que esta carrera.

El recorrido



El perfil está tomado de la página de la organización que es el Club de Senderismo Tritón de Prado del Rey. El track está en su página pinchando aquí.


 Estamos hablando siempre de Bandolerita 2019.

Organización

Como hemos dicho la organización lleva a la vez dos distancias la larga con un tiempo de 42 horas de cierre y la corta con un tiempo de 25 horas de cierre. Hace dos años hubo algunos avituallamientos muy faltos, por no decir sin nada, para los que llegaron de los últimos y hace tres años, también participando en la larga que entonces eran 155 kms, noté que la parte de Boyar a Villaluenga se balizó sin tener en cuenta la cantidad de niebla que nos tocó aquel año, es decir, no es que no hubieran balizas es que no se veían al no ser luminosas.

Este año 2019 los avituallamientos han sido muy buenos, quizás en los dos primeros faltó algo de frutos secos o unos dátiles, la señalización perfecta salvo quizás un pequeño tramo saliendo del Bosque en dirección a la pista que ya nos llevaba a Prado. La prenda finisher preciosa, la medalla, el bocata de meta.... Sinceramente, organización de 10. Los voluntarios ya de 12. Muchas gracias a las voluntarias y voluntarios.

Nuestra carrera

El contexto: 

Año 2016. El que escribe estaba haciendo la Liga Rondeña de Ultrafondo para conseguir plaza en la 101 y esta era una de las pruebas. Me apunté a la larga y en Ronda, km 65 aquel año, me fuí de la carrera. Había llegado bien de tiempo a Ronda pero había sufrido mucho en la zona de la sierra, con lluvia, frío y mucha niebla que no me había permitido encontrar bien las balizas en el tramo Boyar-Villaluenga, además de literalmente pasar miedo en la bajada de Villaluenga, bajada que no conocía y que me tocó conocer aquella noche con la niebla, por Montejaque tenía la moral muy tocada viendo que me había metido en algo que me superaba y que podía salir lesionado fácilmente. Abandoné en Ronda.

Año 2017. Tres aborígenes se enfrentaron al reto. Dos a la corta "La Bandolerita" y yo a la larga. Ese año tocó lluvia, bueno miento, tocó lluvia, granizo, nieve, viento, frío...ese año mis compañeros acabaron la corta, sudadera finisher fea pero fea, y yo no tuve que decidir retirarme...quedé fuera de carrera por no llegar a un corte de carrera, llegué una hora después del corte, con hipotermia y ayudado por dos voluntarios.

2019

Este año dos aborígenes de nuevo a la corta, Jose María y Pedro, y Juan que estaba muy fuerte y que ya sabía lo que era acabar la corta iría a la larga. Juan acabó la larga en 36 h en su primer intento en la distancia.

Pedro y yo, veníamos confiados en acabar La Bandolerita ya que tuvimos muy buenas sensaciones en Genal, está pendiente esa crónica, nuestro único objetivo era acabar en 25 horas. Mientras esperábamos en la cola del dorsal escuchaba a la gente de hacer la carrera en 11h y yo pensaba " ojalá llegue yo a Villaluenga en esas 11h". El sábado amaneció con buen clima y nos presentamos en la salida en mangas cortas. Se dio la salida a las 11 de la mañana, música de Curro Jimenez, olor a pólvora, el pueblo volcado...y la gente corriendo como galgos, nosotros también. Una vez salimos del pueblo pusimos nuestro verdadero ritmo y formamos el furgón de cola, creo que habrían cinco personas como mucho detrás nuestra. 

Tramo El Prado- El bosque

Aquí la única dificultad era no animarse a trotar más de la cuenta ya que luego eso se puede pagar más adelante. Este tramo es prácticamente un carril cómodo hasta llegar al Bosque.

El Bosque-Llanos del Campo

Este año no hubo subida al cortafuegos, ni subida al segundo cortafuegos por Albarracin. Todo un acierto.  Se llega al Bosque se recargan los botellines de agua y en breve empezamos la subida, iba marcando un ritmo algo fuerte pero escuchaba los bastones de mi compañero detrás mía hasta que me giré para ofrecerle una barrita energética y descubrí que me había adelantando un montón y el que llevaba detrás no era Pedro. Bajé ritmo, hasta que por fin me alcanzó. Aquí tuvimos el que primer y único  "roce" de la carrera ya que debíamos aclarar que ritmo llevar. Este nuevo tramo nos gusta mucho más que el de otros años, es bonito y en caso de lluvia no es una trampa como era el anterior. Al final optamos por ser conservadores, disfrutar de las vistas y guardar fuerzas. El día y el recorrido invitaban a disfrutar del camino.

Llanos del Campo- El Boyar

Llegamos a Llanos del Campo tres horas antes de lo que habíamos calculado ya que el tiempo y el cambio de recorrido ayudaban bastante. En Llanos del campo hicimos acopio de botellines de agua y nos hidratamos bien ya que sabíamos que la hora fuerte de calor nos tocaría en este tramo.





Es realmente a partir de Llanos del Campo cuando la cosa empieza a ponerse seria, empiezan a aparecer piedras, el desnivel es suave pero no se para de subir y el calor empieza a notarse. Se notan las trails y ultras que llevamos juntos porque sin necesidad de hablar nos marcamos un ritmo y nos íbamos turnando para fijarlo. Comentar que nos fuimos cruzando con corredores de la larga que ya iban de vuelta trotando y animándonos. Esta zona a pesar de que era la zona perfecta para "entrar en pájara", tanto por el desnivel continuo como por ser la que hicimos a la hora de más calor, se nos pasa rápido y con buenas sensaciones llegando al Boyar dos horas antes de lo previsto. Los únicos abandonos que vimos fue precisamente aquí y es que como digo para los que íbamos en el pelotón de cola en este tramo nos tocó las horas de más calor y hubo bastante calor.

El Boyar-Villaluenga

En el Boyar nos avisan de que nos abriguemos ya que en este tramo nos cogerá la noche y habrá frío. Para mí este tramo es el tramo maldito, donde en 2016 estuve perdido buscando balizas con lluvia y niebla y donde en 2017 a pesar de darlo todo bajo la lluvia, el granizo y la nieve no conseguí llegar a Villaluenga con tiempo suficiente para recuperar y llegar a Ronda antes del corte. Este año el tiempo nos respetó y contábamos con la ventaja que tras mi aventura del 2016 habíamos pisado en bastantes ocasiones este tramo aunque sin llegar a Villaluenga.


Este tramo también ha cambiado este año aunque la verdad que no tengo muy claro dónde. Debido al cambio de modalidad, por fin sabía lo que era pasar por aquí de día y con buen tiempo. De este tramo tramo solo puedo decir que se mezclan dureza y belleza a partes iguales. Para mí es el tramo más bonito de la carrera. A pesar de ser zona muy técnica la disfrutamos como niños pequeños parándonos a disfrutar del paisaje cada dos por tres. Es increíble lo que puede cambiar un tramo de un año para otro, como puede pasar de ser un auténtico infierno de barro y agua a pasear disfrutando de las vistas, que no lleve a engaño lo de pasear que estamos hablando de terreno técnico. 




Iban cayendo los kilómetros, empezaba a refrescar bastante y a anochecer, estábamos llegando a la bajada de Villaluenga. Es la tercera vez que bajo por esta cuesta y la tercera vez que me quedo impresionado, en mi opinión es muy técnica y ver de noche Villaluenga iluminado allí abajo y ese cielo nocturno sobre nuestras cabezas no tiene precio. Este año la pude bajar a buen ritmo y sin caerme por primera vez.

No se aprecia bien pero Villaluenga estaba bastante abajo

Llegamos al avituallamiento y pedí mi mochila, esto es el primer año que se puede hacer en la corta. Nos pusimos las camisetas térmicas, los cortavientos y nos dispusimos a tomar caldo, café, sándwich, butifarra, más butifarra, fuet...ya con medio kilo más en nuestros estómagos decidimos continuar la marcha.


Villaluenga-Grazalema

Nada más salir del avituallamiento tocaba volver a subir a la sierra, la subida era en parte por donde se realiza el Trail Virgen de las Piedras, que se hace a finales de agosto, hasta buscar el cruce donde en otras ediciones se cruzaban los que iban hacia Villaluenga de la corta y los que iban de vuelta hacía Grazalema de la larga.

El llegar hasta ese cruce se me hizo pesado, desde la salida Grazalema no se para de subir, además en Villaluenga me había cambiado los calcetines y algo no iba bien. Seguíamos a buen ritmo y tras llegar al cruce ya estábamos en terreno que en teoría ya era mucho más conocido para nosotros porque era por donde volvíamos a Grazalema en las rutas de entreno. Esta noche prometo que me pareció que había el triple de piedras, me era imposible correr sin pisar piedras cuando esta zona última siempre la hacemos trotando en los entrenos. El comer como comí en el avituallamiento me pasó factura y le comenté a Pedro que se olvidara de intentar trotar o de aligerar el ritmo ya que me notaba algo mareado. No era muy importante pero era mi momento de "bajona" y era fundamental recuperarse y no forzar la máquina. En este tramo empezamos a adelantar a varios grupos de la larga que a pesar de no ir en modo "zombi" si que iban a un ritmo mucho más lento que el nuestro. Me vino olor a barbacoa allí en medio de la sierra, por cierto. Llegó la bajada hacia el camping tras un rato que se me hizo eterno, en este tramo por momentos si dejé de disfrutar de estar en la sierra bajo un manto de estrellas, que iba algo frito es el resumen. Esta bajada que normalmente la hacemos en los entrenos corriendo a ritmo de "tonto el último" esta vez la bajé andando con cuidado ya que aunque las piernas no iban mal los reflejos si que estaban tocados. 

Llegamos al avituallamiento de Grazalema y me dio un golpe de calor con los infiernillos que tenían allí para calentar el caldo. Pedí un caldo y rápidamente salí afuera a tomarlo. Me asusté bastante porque noté como de golpe empecé a tener una bajada de tensión.


Grazalema- Benamahoma

Le dí prisa a Pedro él quería tomar algo más pero yo no estaba ya cómodo en este avituallamiento le había visto las orejas al lobo y quería salir de allí rápido. Tras salir de allí todo era subida hasta llegar al Boyar, Pedro estaba fuerte y marcó un ritmo muy rápido. El tramo de sendero que hay desde que se sale de Grazalema hasta el Boyar para mí tenía mucho significado. Por un lado me traía recuerdos de la larga del Grazalema Trail y por otro me acordaba de la veces que había fantaseado con estar justo en el momento en que me encontraba ahora. Tengo una cuenta pendiente con Bandolero y como digo cada vez que hago este sendero me imagino el día que lo haga buscando acabar la larga. Esta noche lo estaba haciendo pero era para acabar Bandolerita, era parecido pero no era exactamente lo que ansiaba hacer. Ensimismado en mis pensamientos e intentando seguir el ritmo impuesto por mi compañero llegué al Boyar. Tocaba hacer la bajada continua donde nos cayó todo el calor en la ida, este tramo lo solemos trotar en los entrenos así que Pedro se puso a trotar y desapareció. Empecé a trotar pero seguía teniendo la misma sensación que tuve en la sierra; parecía como si hubiese más piedras que en los entrenos, trotaba sin estar a gusto y cuando llegaba a la altura de mi compañero intentaba frenarlo. Seguíamos adelantando a grupos de la larga. Cuando faltaba poco para llegar a Llanos del Campo el sendero ya era imposible para mí, además el problema con el calcetín seguía y empezaba a notar algo parecido a una pequeña ampolla en el pie derecho. Llegamos a la bajada de Benamahoma mi compañero se lanzó al trote, intenté seguirlo y me doblé el pie izquierdo al pisar mal una piedra...mal asunto, eso era un aviso más y llevaba varios. Estaba a menos de 20 kilómetros de llegar a la meta y no pensaba jugármela en una bajada. La bajaría andando y asegurando y ya que mi compañero me esperara. Cuando por fin llegué a la carretera, Pedro estaba haciendo tiempo charlando con alguien de la organización que había pasado en una furgoneta. Le comenté que en el avituallamiento me iba a mirar el pie porque notaba como arenilla que era muy doloroso y que si pensaba que yo iba a trotar por el tramo del río que se olvidara ya que llevaba varios traspiés y no pensaba jugármela. El avituallamiento de Benamahoma era en un colegio y de nuevo había excesivo calor. Pedí un café y salí al pasillo. Me quité el zapato pero no encontré la arenilla, por experiencia sabía que si no había arenilla ese dolor era una ampolla creciendo y que mejor ni me tocaba el calcetín.


Benamahoma-El Bosque

Salimos del avituallamiento y nos pusimos dirección al río, antes decidí cambiar las pilas al frontal. Mientras las cambiaba sentando en la acera, mi compañero me comentó que había estado haciendo cuentas y nos habíamos equivocado. Resultaba que por primera vez nuestras familias nos acompañaban a una ultra y si llegábamos pronto a meta al final no iban a estar para vernos.  En nuestros planes íbamos a llegar sobre las 11 de la mañana y como siguiéramos al mismo ritmo llegaríamos a las 8:30 de la mañana. Por primera vez en nuestra vidas de "ultreros" lo teníamos que hacer a la inversa, teníamos que aflojar para no llegar muy temprano, a mí la idea me pareció fenomenal ya que el pie me estaba matando y además andaba mal de reflejos. El camino por el río fue cómodo y disfrutando, por lo que volvimos a subir ritmo, a la vez que intentaba imaginarme como lo pasaron los de la edición del 2018 al pasar por este río prácticamente desbordado (al final se desbordó el año pasado) ya que era una noche como la nuestra que era muy buena y el río imponía.

Ya en las calles del Bosque el dolor de las ampollas, o lo que fuese, empezó a hacerse importante. Llegamos al avituallamiento, de nuevo calor y de nuevo me tomé lo que pedí sentando fuera.


El Bosque - El Prado

Tras salir del avituallamiento me encontré la única parte del recorrido en la que eché en falta alguna baliza más, no había problema porque Pedro lo recordaba perfectamente de hace dos años, pero si yo hubiese ido en la larga y solo habría dudado, no porque hubiese posibilidad de pérdida si no porque las balizas estaban más distanciadas de lo que habían estado hasta ahora  y el no verlas te hacía dudar de que te hubieras equivocado.

Por fin llegamos al carril-pista que nos llevaba a Prado del Rey, nos estaba amaneciendo, el carril picaba hacia arriba sin fin y nos pusimos a andar a un ritmo cada vez más rápido. A los dos kilómetros de estar así le pregunté a Pedro que por qué habíamos incrementado el ritmo si realmente teníamos que bajarlo. El me miró como diciendo: "es verdad, que puñetas hacemos" así que vuelta al ritmo tranquilo y a esperar a ver el pueblo. Fueron kilómetros de charlar, de jurarnos no volver a hacer una ultra en la vida y de disfrutar del amanecer viendo las vistas y charlando con tu amigo. Por fin llegaba la cuesta de Huerta Dorotea, decidimos que una vez llegáramos a la cuesta de entrada al pueblo nos quitaríamos los cortavientos y nos pondríamos las camisetas del equipo para la entrada sentados en un banco. Al final mucho antes el sol empezó a aparecer con fuerza y tuvimos que parar a quitarnos los cortavientos. Ya estaba hecho. Por primera vez, para mí, acababa Bandolerita solo nos separaba de la meta una cuesta. Era solo ya cuestión de esperar a que nuestras mujeres llegaran y cruzar la meta. Mientras subíamos la cuesta del pueblo nos sonreíamos ya que ahora sí que podíamos dar por conseguida la prueba. Podría decir que ese momento era el que justificaba las horas de entrenos, pero sería mentira ya que cada salida de entreno nuestra ha estado justificada por sí sola ya que simplemente era la excusa para echar un rato con los amigos en la sierra y luego desayunar juntos.

Ahí estaba ya la esquina que había que doblar a la derecha, esa calle que dejamos hacía 22 horas, al fondo el arco de meta y nuestras mujeres, ¿Que más podíamos pedir? pues a Chito, pero no estaba ya que llegó un poco más tarde. Llegada a Meta, medalla y chaquetas preciosas.


Ese parche no es de este año aún no nos lo han enviado 


1 comentario:

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