Posiblemente estemos ante el mejor ultratrail de Andalucía por lo que si estás buscando información para esta carrera ya sabes que sí merece la pena pagar la inscripción.
La primera vez que alguien me dijo que en una ultra de 130 kms no había ni un solo kilómetro recto pensé que era una exageración, pero no, no era exageración todo es subir y bajar. La idea es ir recorriendo, conociendo, los antiguos caminos que unían todos los pueblos del Valle del Genal.
No es una carrera técnica, de hecho solo hay 5 kms técnicos, pero es muy dura no la recomendamos como primer contacto con el mundo de las ultras ya que es muy exigente por el desnivel acumulado que tiene. Lo repetimos de nuevo, si es tu primer contacto con las ultras quizás no sea la más adecuada a no ser que tu preparación haya sido metiendo suficiente desnivel, esta carrera no es técnica pero o llevas bien entrenado las subidas o sufriras bastante.
Recorrerás el Valle del Genal en la época de la recogida de las castañas pasando por bosques que se conocen como el Bosque de Cobre por el color característico del Otoño y pasando en algunas partes por una alfombra de "erizos" de las castañas.
Saldrás con una sonrisa y la seguridad de que al año siguiente querrás repetir. Me he olvidado de una cosa más: cariño, esta prueba se hace con cariño y eso se nota.
El recorrido
Desde el 2018 existen dos distancias: la ultra de 130 kms y las 100 millas. Ambas discurren por el Valle del Genal por senderos corribles en un 90% pero con subidas que mellarán tu aguante. Tiene la gran particularidad de que cada año empieza en un pueblo diferente por lo que cada año la estrategia de carrera es totalmente diferente.
Organización
Normalmente aquí pondríamos lo que está bien y lo que hay que mejorar...realmente todo está bien, avituallamientos(el año pasado si hubo fallos en algún avituallamiento), balizaje, voluntarios...
Por poner algo a mejorar diríamos que en la bolsa del corredor estaría bien un vale por un bocata de lomo y una bebida para la llegada.
Nuestra carrera
Este grupo de amigos se volvió a unir con el objetivo de preparar los 101 kms de Ronda, tras esa prueba cada uno hizo lo que pudo, o quiso, aunque siempre elegíamos una ultra, o dos, al año para asegurarnos tener una excusa para quedar una vez al fin de semana para trotar por los caminos y desayunar juntos. Cuando nos apuntamos a este trail pensábamos que iríamos mucho mejor preparados pero la realidad fue muy distinta. De los tres integrantes de Aborigen Trailrun que iríamos a la prueba solo uno había hecho los deberes, los otros dos por circunstancias varias íbamos muy cojos de entrenos. Decir muy cojos es un eufemismo de como realmente íbamos.
Allí estábamos a las 5:50 en el cajón de salida, emocionados y alegres esperando la arenga de Chito. Nuestro plan era muy simple; llegar antes de los cortes a los avituallamientos y si el terreno lo permitía ir sacando algo de colchón poco a poco pero sin forzar la máquina en ningún momento ya que posiblemente esta era la ultra que peor habíamos preparado dos de nosotros.
Mientras el sol no salía íbamos bien rascando un poco de tiempo en cada avituallamiento. Así iban cayendo los pueblos, Gaucín, Corchas,Genalguacíl, Jubrique, A partir de aquí la cosa se empezó a complicar por el calor. Nos tocaba la subida al Jardón en pleno calor, íbamos por el lindero del cortafuegos buscando algo de sombra. A las cinco y cuarto de la tarde, once horas y media de carrera, llegamos a Pujerra (km 54) apenas llevábamos 1 hora de colchón. Allí nos encontramos a Pepe de los Nocturnis que estaba animando y nos comentó que delante nuestra iban Paco y Antonio de los Nocturnis que participaban en las cien millas. Iban atrasados porque Paco había sufrido una torcedura de tobillo. A partir de aquí la cosa mejoraba ya que dejaba de apretar el sol.
La idea seguía siendo la misma, trotar en las zonas fáciles y mantener el ritmo ultrero en el resto, seguían pasando los pueblos Igualeja, Parauta y Cartajima donde llegamos a las 22:44:00, 16 horas y 44 minutos de carrera, la noche hacía tiempo que había caído y la cosa no iba todo lo bien que deseábamos aunque llevábamos casi dos horas de colchón. Ahora venía la subida a los Riscos, una vez en el avituallamiento de los Riscos vino mi primer bajón mental. El años pasado debido al mal tiempo habían quitado la zona de los Riscos y no la conocía. Una vez allí veo a unos corredores que salen por una valla y se van dirección Júzcar. Entiendo entonces que es un bucle cerrado, nos van a hacer un recorrido técnico para volver al mismo sitio en el que estamos. Nos pusimos las chaquetas y comenzamos el recorrido por los Riscos, en la subida mis compañeros iban fuertes y yo iba jugando al fútbol con las piedras no dejé una sin darle una patada. Por fin llegamos al punto más alto y ya era solo bajar por sendero técnico hasta el mismo avituallamiento de los Riscos. Una vez allí me quité la mochila para hacer el cambio de pilas del frontal que hacía tiempo me estaba avisando. Juan me dijo que no me parara que le habían dicho que Juzcar estaba ya ahí al lado a menos de 2,5 kms...venga ya con "está ahí al lado", aquello era una bajada infernal muy técnica en la que recuerdo, al menos, tres pasos con cuerdas. Veíamos Júzcar ahí al lado pero a la vez muy lejos y las horas iban cayendo. Por fin salimos de aquella bajada y apretamos el ritmo porque dudábamos de entrar dentro del corte, nos habíamos comido todo el colchón en el tramo Cartajima-Júzcar. Llegamos a las 2:00:00 a sólo 15 minutos del corte. Tras salir de Júzcar hicimos reunión de equipo para ver que hacíamos, nos habíamos comido todo el colchón de tiempo, yo había tenido una buena pájara en los Riscos y mi compañero Pedro estaba acusando sus turnos de trabajo por la noche de la semana anterior y llevaba tiempo con sueño. Decidimos seguir, apretar el rimo e intentar volver a recuperar algo de colchón. Ya nos habíamos quitado de encima El Capitán, El Jardón y los Riscos así que alguna posibilidad teníamos de recuperar tiempo además que en esa noche tocaba el cambio de hora. En Faraján llevábamos 90 kilómetros y 20h y 35 minutos de carrera habíamos conseguido una hora de colchón en algo menos de 13 kilómetros. Conocía lo que venía ahora, una bajada impresionante al poco de salir de Faraján y una subida muy, muy larga para llegar a Alpandeire. El plan era el mismo seguir a ritmo ultrero apretando donde pudiéramos apretar. Realmente la subida a Alpandeire se me hizo menos dura de lo que recordaba pero seguíamos igual de mal, habíamos llegado a las 4:40:00, cincuenta minutos sobre el corte cuando en nuestra previsión aquí sacábamos 3 horas al corte. La cosa se empezaba a complicar. Tras Alpandeire vinieron cuestas trotables que hicimos andando aunque a cambio hicimos la subida a Atajate a muy buen ritmo. Entre Alpandeire y Atajate empecé a notar algo de pesadez de estómago y el agua me daba algo de fatiga. Nada más llegar a Atajate pedí un café y al primer sorbo salí disparado al baño para aliviar la barriga. Tras salir de este avituallamiento de nuevo reunión de equipo. Estábamos en el kilómetro 103 y llevábamos veinticuatro horas y media de carrera, a solo media hora del corte.
Nos quedaban siete horas y media y 27 kilómetros, puede parecer un ritmo poco exigente pero es que cada pueblo tenía una subida de, al menos, 2 kilómetros y aún nos quedaban 4 pueblos con sus 4 subidas. La única forma de conseguir ese ritmo era trotar alegre en las bajadas y por lo menos yo no estaba ya para muchas alegrías. Al ritmo que llevábamos podría seguir todo el día si era necesario pero aumentar el ritmo trotando en bajadas de 3 kilómetros no lo veía factible. Juan estaba muy fresco ya que se había preparado la prueba a conciencia y el motivo de ir tan atrás era simplemente por acabar la prueba en equipo, pero aquí llegaba el momento de separarnos. Juan se iría corriendo hacia la meta y Pedro y yo nos íbamos a limitar a trotar suave y a llegar a Benadalid ya veríamos que hacíamos.
Juan llegó a meta a las cuatro horas de separarnos por lo que se zampó los 27 kilómetros en 4 horas. Pedro y yo tardamos 3 horas en llegar a Benadalid, era el kilómetro 114 y eran las 9:30, habíamos llegado 15 minutos después del corte.... allí acabó nuestra aventura a 16 kilómetros de meta.
La llegada a Benadalid es un ejemplo de lo que es esta carrera. Tras subir a la altura del pueblo y verlo ahí delante tuya resulta que no, que aún te queda volver a bajar todo lo subido para volver a subirlo. Esa sensación de ver el pueblo a escasos metros y que el sendero te desvía a la derecha y otra vez hacia abajo...eso te pasaba varías veces a lo largo de la carrera y cuanto más bajabas más sabías que tendrías que subir en algún momento.
Creo que dijimos unas 30 veces durante la carrera que esta sería nuestra última carrera, pero allí en Benadalid con una media sonrisa en la cara y veintiocho horas y media en nuestras piernas sabíamos que era mentira.
Cuanto más lejana está la carrera menos recuerda uno el dolor de las ampollas o el dolor de las uñas en las bajadas, cuanto más lejana la carrera mas incompresible parece no haber salido por patas de aquel avituallamiento a completar esos 16 kms en esas algo menos de tres horas y media que teníamos, pero la realidad es tozuda y la realidad es que nuestra aventura acababa allí. Nuestro entrenamiento no nos habría permitido imponer el ritmo necesario.
Mientras el sol no salía íbamos bien rascando un poco de tiempo en cada avituallamiento. Así iban cayendo los pueblos, Gaucín, Corchas,Genalguacíl, Jubrique, A partir de aquí la cosa se empezó a complicar por el calor. Nos tocaba la subida al Jardón en pleno calor, íbamos por el lindero del cortafuegos buscando algo de sombra. A las cinco y cuarto de la tarde, once horas y media de carrera, llegamos a Pujerra (km 54) apenas llevábamos 1 hora de colchón. Allí nos encontramos a Pepe de los Nocturnis que estaba animando y nos comentó que delante nuestra iban Paco y Antonio de los Nocturnis que participaban en las cien millas. Iban atrasados porque Paco había sufrido una torcedura de tobillo. A partir de aquí la cosa mejoraba ya que dejaba de apretar el sol.
La idea seguía siendo la misma, trotar en las zonas fáciles y mantener el ritmo ultrero en el resto, seguían pasando los pueblos Igualeja, Parauta y Cartajima donde llegamos a las 22:44:00, 16 horas y 44 minutos de carrera, la noche hacía tiempo que había caído y la cosa no iba todo lo bien que deseábamos aunque llevábamos casi dos horas de colchón. Ahora venía la subida a los Riscos, una vez en el avituallamiento de los Riscos vino mi primer bajón mental. El años pasado debido al mal tiempo habían quitado la zona de los Riscos y no la conocía. Una vez allí veo a unos corredores que salen por una valla y se van dirección Júzcar. Entiendo entonces que es un bucle cerrado, nos van a hacer un recorrido técnico para volver al mismo sitio en el que estamos. Nos pusimos las chaquetas y comenzamos el recorrido por los Riscos, en la subida mis compañeros iban fuertes y yo iba jugando al fútbol con las piedras no dejé una sin darle una patada. Por fin llegamos al punto más alto y ya era solo bajar por sendero técnico hasta el mismo avituallamiento de los Riscos. Una vez allí me quité la mochila para hacer el cambio de pilas del frontal que hacía tiempo me estaba avisando. Juan me dijo que no me parara que le habían dicho que Juzcar estaba ya ahí al lado a menos de 2,5 kms...venga ya con "está ahí al lado", aquello era una bajada infernal muy técnica en la que recuerdo, al menos, tres pasos con cuerdas. Veíamos Júzcar ahí al lado pero a la vez muy lejos y las horas iban cayendo. Por fin salimos de aquella bajada y apretamos el ritmo porque dudábamos de entrar dentro del corte, nos habíamos comido todo el colchón en el tramo Cartajima-Júzcar. Llegamos a las 2:00:00 a sólo 15 minutos del corte. Tras salir de Júzcar hicimos reunión de equipo para ver que hacíamos, nos habíamos comido todo el colchón de tiempo, yo había tenido una buena pájara en los Riscos y mi compañero Pedro estaba acusando sus turnos de trabajo por la noche de la semana anterior y llevaba tiempo con sueño. Decidimos seguir, apretar el rimo e intentar volver a recuperar algo de colchón. Ya nos habíamos quitado de encima El Capitán, El Jardón y los Riscos así que alguna posibilidad teníamos de recuperar tiempo además que en esa noche tocaba el cambio de hora. En Faraján llevábamos 90 kilómetros y 20h y 35 minutos de carrera habíamos conseguido una hora de colchón en algo menos de 13 kilómetros. Conocía lo que venía ahora, una bajada impresionante al poco de salir de Faraján y una subida muy, muy larga para llegar a Alpandeire. El plan era el mismo seguir a ritmo ultrero apretando donde pudiéramos apretar. Realmente la subida a Alpandeire se me hizo menos dura de lo que recordaba pero seguíamos igual de mal, habíamos llegado a las 4:40:00, cincuenta minutos sobre el corte cuando en nuestra previsión aquí sacábamos 3 horas al corte. La cosa se empezaba a complicar. Tras Alpandeire vinieron cuestas trotables que hicimos andando aunque a cambio hicimos la subida a Atajate a muy buen ritmo. Entre Alpandeire y Atajate empecé a notar algo de pesadez de estómago y el agua me daba algo de fatiga. Nada más llegar a Atajate pedí un café y al primer sorbo salí disparado al baño para aliviar la barriga. Tras salir de este avituallamiento de nuevo reunión de equipo. Estábamos en el kilómetro 103 y llevábamos veinticuatro horas y media de carrera, a solo media hora del corte.
Nos quedaban siete horas y media y 27 kilómetros, puede parecer un ritmo poco exigente pero es que cada pueblo tenía una subida de, al menos, 2 kilómetros y aún nos quedaban 4 pueblos con sus 4 subidas. La única forma de conseguir ese ritmo era trotar alegre en las bajadas y por lo menos yo no estaba ya para muchas alegrías. Al ritmo que llevábamos podría seguir todo el día si era necesario pero aumentar el ritmo trotando en bajadas de 3 kilómetros no lo veía factible. Juan estaba muy fresco ya que se había preparado la prueba a conciencia y el motivo de ir tan atrás era simplemente por acabar la prueba en equipo, pero aquí llegaba el momento de separarnos. Juan se iría corriendo hacia la meta y Pedro y yo nos íbamos a limitar a trotar suave y a llegar a Benadalid ya veríamos que hacíamos.
Juan llegó a meta a las cuatro horas de separarnos por lo que se zampó los 27 kilómetros en 4 horas. Pedro y yo tardamos 3 horas en llegar a Benadalid, era el kilómetro 114 y eran las 9:30, habíamos llegado 15 minutos después del corte.... allí acabó nuestra aventura a 16 kilómetros de meta.
La llegada a Benadalid es un ejemplo de lo que es esta carrera. Tras subir a la altura del pueblo y verlo ahí delante tuya resulta que no, que aún te queda volver a bajar todo lo subido para volver a subirlo. Esa sensación de ver el pueblo a escasos metros y que el sendero te desvía a la derecha y otra vez hacia abajo...eso te pasaba varías veces a lo largo de la carrera y cuanto más bajabas más sabías que tendrías que subir en algún momento.
Creo que dijimos unas 30 veces durante la carrera que esta sería nuestra última carrera, pero allí en Benadalid con una media sonrisa en la cara y veintiocho horas y media en nuestras piernas sabíamos que era mentira.
Cuanto más lejana está la carrera menos recuerda uno el dolor de las ampollas o el dolor de las uñas en las bajadas, cuanto más lejana la carrera mas incompresible parece no haber salido por patas de aquel avituallamiento a completar esos 16 kms en esas algo menos de tres horas y media que teníamos, pero la realidad es tozuda y la realidad es que nuestra aventura acababa allí. Nuestro entrenamiento no nos habría permitido imponer el ritmo necesario.