Tiene varias modalidades Ultra Maratón, Ruta Media, Corta y Promoción. La modalidad Ultra Maratón de 48 km y unos 2700 metros de desnivel positivo acumulado no es apta para cualquiera, es una carrera con tramos muy técnicos y exigentes. Este año había estado lloviendo la semana anterior y había partes del recorrido intransitables de barro. Debido a que la modalidad ultra discurre a través de el Parque Natural de El Pinsapar solo tiene 125 plazas por lo que en caso de no estar muy bien preparado para este tipo de carreras nuestro consejo es que se opte por la ruta media y dejes esas 125 plazas para personas preparadas. Ante la duda de si merece la pena apuntarse...merece y mucho.
El recorrido
48 km y más de 2700 metros de desivel positivo con zonas muy duras pero a la vez con unos paisajes maravillos tanto la subida al puerto de Las Palomas como la parte última del Parque Natural de El Pinsapar son espectaculares.
Organización
Muy buena organización, podría ser la mejor balizada de todas las que hemos corrido hasta ahora, en los cruces no solo se marcaba con una flecha el camino correcto si no que con una señal con una "X" se dejaba claro por donde no. Salvo alguna excepción los voluntarios de 10.
A mejorar:
- Volvemos al tema de las salidas conjuntas: en este caso creo que apenas eramos 400 corredores entre todas las modalidades pero es que a apenas 1 km de la salida ya había zonas de senderos en los que solo cabía un corredor y se formaba un tapón importante. Se hicieron cajones y pusieron en primer lugar a los corredores de la ruta media y tras ellos los de la ruta larga. Nosotros solemos salir de los últimos y nos comimos tapones importantes de corredores de la ruta media. Está muy bien hacer cuatro modalidades pero quizás hay que separar las salidas, sobre todo cuando se sabe que en apenas 1km habrá un tapón importante. Ya lo de la gente recortando dentro del tapón...
- Las duchas; nosotros fuímos los últimos en ducharnos y el pabellón destinado a duchas estaba lejos de la llegada, el agua estaba fria y el suelo era un barrizal, el barrizal no estaba en la zona de duchas si no en la zona de entrada al vestuario donde se supone que te vas a cambiar. Y es que las alcachofas de las duchas estaban mal colocadas, el que las había instalado las había puesto mal, y las alcachofas apuntaban casi en horizontal en vez de hacía abajo. Así que el agua salía en horizontal, eso no fue problema para que algún iluminado utilizara la alcachofa que apuntaba hacia la puerta de entrada al vestuario y pusiera aquello hecho una porquería. Resumiendo, lugar inadecuado y corredores que les da igual el que venga detrás, ojo que esto lo vemos mucho, nos referimos a corredores que no piensan en que hay más gente por ducharse.
- Recogí tres geles dentro del El Parque Natural de El Pinsapar, es decir, solo 125 corredores tenemos la fortuna de poder acceder al parque natural y a tres no se les ocurre otra cosa que tirar allí su gel. Creo que para otros años se debería obligar a marcar los geles.
- Yo personalmente me pregunto si es necesario que la salida sea desde el mismo pueblo, si no hubiese sido más cómodo para la organización, para el pueblo y para los corredores que iban llegando hacer la salida desde el pabellón donde estaban las duchas.
Nuestra carrera
Fuímos tres aborígenes a esta carrera, para los tres sería un entreno para la 101 y para el que escribe una nueva oportunidad de puntuar para la LRU. Nuestra primera consigna era "despacito y con buena letra" ya que una lesión aquí y podíamos despedirnos de la 101.
Contaré mi versión, Jose María, de la carrera. Hacía dos semanas había corrido El Hole y me notaba algo cargado de piernas, había estado mirando por encima el perfil de esta carrera y no tenía muy claro que llegase a meta antes de las 9h 30 min, aunque confiaba que me pasara como últimamente que por muy cansado que me notara, una vez se diese la salida me diese un "subidón" y es que con el dorsal puesto uno suele tener un plus de energía. Pues bien, se dio la salida y empezamos a trotar rodeados de corredores de la ruta media por carretera en subida hasta llegar al primer atasco, en el sendero por el que ya nos metíamos en el monte, allí mientras avanzábamos, como podíamos, empecé a ver a gente recortando campo a través para no comerse el atasco.
Para mi gusto, mis compañeros habían salido demasiado rápido ya que habíamos trotado toda la subida de la carretera. Ahora ya íbamos por senderos al ritmo de los demas corredores y yo no me notaba bien, llevábamos 4 kilómetros y todos de subida cuando les comenté a mis compañeros que yo iba a sacar los palos, nos apartamos del sendero y nos pusimos a preparar los palos y aprovechamos para orinar. Esta parada en el kilómetro 4 fue un gran error ya que nos adelantaron muchos corredores que luego nos fue imposible adelantar, porque no cedian paso en las bajadas. Tras 5 km de subida llegaba la primera bajada que ya avisaba de como sería la prueba, muy técnica y exigente, sobre todo por el fango. La prueba se complicó bastante por el estado del terreno por la lluvia, quizás otro año que no haya llovido no resulte tan técnico. Durante toda la bajada, de otros 5 km, ibamos avanzado a duras penas ya que estábamos metidos dentro de un grupo de corredores, todo el que nos adelantó en la parada, e íbamos al ritmo del grupo ya que era complejo adelantar, a veces porque no daban paso y otras porque realmente tampoco tenía mucho sentido apretar más para caerse.
Cuando se abrió el sendero apretamos el ritmo y así llegamos a la base de la subida del Puerto de Las Palomas, a ratos nos llovía ligeramente, hacía frío, la bajada había sido dura y exigente y ahora tocaba otra subida. Mis compañeros en la subida iban a más y yo a menos, iríamos por el kilómetro 12 y yo no podía más, aquella subida me estaba superando, conocía esta zona porque la había bajado en el Trail de Zahara y sabía que una vez viese el lago ya estaría cercano a la cumbre pero no llegaba...de repente las marcas señalan subir a través del campo sin seguir el sendero "derecho parriba", si no fuese por los palos habría gateado, en este punto la subida era campo a través con una gran pendiente directo hacia la cima. Aquí empecé a ver a corredores descompuestos. Estábamos metidos en un banco de niebla, se intuía arriba dos sombras animando que pensé que serían mis compañeros. Una vez arriba vi que eran dos voluntarios, levanté las manos como si fuese Rocky tras subir las famosas escaleras y pensé: ya está ya me puedo ir a mi casa. Había subido el Puerto de las Palomas, estaba bastante cansado y apenas veía nada por la niebla. Ya no había tapones y la bajada era "fácil" me puse todo lo rápido que me permitia el terreno, y el banco de niebla, hasta que alcancé a mis compañeros en un avituallamiento. Cuando voy solo a una ultra tengo por costumbre no echar mucho tiempo en los avituallamientos, pero en esta si lo echamos. Tiempo que luego nos faltó al final.
Mientras me esperaban en el avituallamiento, mis compañeros habían estado haciendo cuentas y no íbamos muy bien de tiempo, estábamos demasiado cercanos a la hora de corte del kilómetro 32. Salimos a trote rápido hasta que nos encontramos una nueva subida con dos tipos de fango: el fango tobogan en el que o clavavas los palos para avazar o resbalas como en un tobogan y el fango tipo pegamento, este fango era nuevo para mí, hacía ventosa con la suela y había que hacer fuerza para separar el zapato del suelo, que se despegaba con un "chof", ojo, una cosa es que se pegase el zapato para avanzar y otra que no resbalara, es decir, el fango pegamento también era tipo tobogán ya que el agarre solo era a la hora de intentar separar el zapato. Esta zona de subida con fango se me hizo especialmente dura.
Así llegamos a la separación de la media y la larga. Luego estuvímos mucho tiempo por un sendero cómodo con ligera subida, dirección Boyar, en el que íbamos andando con los palos, recuperándonos del palizón de la zona del barro, llegamos a un nuevo avituallamiento en el que nos quitamos las piedras de los zapatos, comimos, bebimos e hicimos la sobremesa...tras esa pausa tocó darlo todo para llegar al corte del kilómetro 32. Fueron kilómetros de trote por terrenos exigentes, a buen ritmo y todos juntos. Este tramo sirvió para comprobar lo que habíamos avanzado como grupo en este año tanto en la forma física de cada uno como en la capacidad de marchar todos juntos a un mismo ritmo, el objetivo de probar como íbamos para la 101 estaba superado. Cuando llegamos al avituallamiento llevábamos 5h 30 minutos de carrera y el corte era a las 6 horas, pero había un gran problema, quedaban 16 kilómetros (eran por dentro del Pinsapar) y menos de 3h 30min para completarlas. De nuevo en este avituallamiento estuvimos demasiado tiempo parados. Hacíamos cuentas y según las mias ya no llegábamos, ya que desde la entrada del Pinsapar nos quedarían unos 15 kilómetros y unas 3 horas, y yo personalmente hacer 5 kilómetros por hora solo lo podía garantizar que lo hiciese si estos últimos 15 kilómetros no tenían mucho desnivel. Por experiencia de otras ultras sabía que como el desnivel fuese importante me plantaba en un ritmo de 4 km la hora. Aquí hay que hablar del segundo error del equipo, ninguno se había estudiado bien el perfil de la carrera, estábamos allí a la entrada del Pinsapar y no teníamos muy claro si venían 15 kilómetros fuertes de desnivel o no. Bueno, pues nos enteramos, y bien, en carrera, el Pinsapar era una subida de unos 10 kilómetros diferenciada en dos partes una "cómoda" por un carril ancho de zahorra y una segunda a la que nosotros le hemos puesto varios nombres "El bosque encantando", "El bosque tenebroso" y algunos nombres más...en la primera parte, por el carril de zahorra, ibamos casi en el ritmo correcto, los tres avanzábamos a paso ligero con los palos casi con cadencia militar. Yo ya iba sin fuerzas y Juan estaba tocado muscularmente. Por fin se acababa el carril y se continuaba por un sendero que ya nos metía al bosque. Allí encontramos un nuevo avituallamiento. El contexto en el que ocurría todo esto era bajo lluvia,viento, bancos de niebla en las montañas que veíamos en frente, frío...
Tras encontrarnos el avituallamiento, bajo un intesa lluvía y viento que soportaban estoicamente los voluntarios esperándonos ya que prácticamente cerrábamos la carrera, ya nosotros pensábamos que tocaba la bajada al pueblo pero nos informaron que no, que aún quedaban unos 5 kilómetros de subida: "Venga ya, ¿Cinco kilómetros más de subida?". Fue aquí donde, para mí, empezó a importar poco el entrar en tiempo a meta y me puse en modo "Esto hay que acabarlo, pon una marcha menos por si acaso", mis compañeros se empezaron a distanciar de mí, sobre todo porque hice bastantes paradas para orinar, tenía que evacuar todo el aquarius y la cocacola que había bebido, y para tomar un hidrogel y una barrita. Estos últimos 5 kilómetros de subida, con lluvía, niebla, frío, sin fuerzas, agotado y solo, fueron muy duros. Debido a que ya en varias ultras me había dado un susto el tema de la hidratación, en esta no solo me bebía mis bidones si no que en cada avituallamiento bebía aquarius y cocacola (es la primera vez que me atrevo a tomar cocacola en una trail) y el resultado era que en este tramo no paraba de orinar. Cada parada para orinar más se alejaban mis compañeros, hasta que llegó un momento que estaba solo.
Es a este tramo de 5 kilómetros por el interior del Pinsapar, en el que a la dureza y a lo impresionante del paisaje había que añadir la niebla, el frío y la lluvia, al que los tres hemos coincidido en llamar el "bosque encantando". Intentaba subir el ritmo pero no daba para más, en las paradas que hacía miraba a mi alrededor y me sentía un personaje de la tierra media que se hubiese atrevido a penetrar en el bosque oscuro, estaba yo, la niebla, el bosque, el pequeño sendero y el golpeteo de mi corazón que lo notaba de forma preocupante por detrás de la orejas. Orinar al borde de un sendero solo, con niebla y escuchando como palpita tu corazón detrás de la orejas es uno de esos momentos en los que piensas que hay que contactar con tus compañeros pronto. Mi pensamiento era "Jose aquí ni puedes abandonar porque no hay nadie que te recoja, ni te puedes desmayar porque como caigas rodando no te encuentran", por primera vez en una ultra he tenido algo parecido a una "alucinación", iba andando con los palos por ese sendero lo más rápido que las piernas me permitian y a lo lejos, en donde parecía que acababa la subida, me pareció ver a mis dos compañeros esperándome, pero eran más altos y tenían una pose de pocos amigos así que llegué a la conclusión de que serían agentes rurales del parque, me coloqué bien el dorsal para mostrarlo pero al llegar allí no había nadie. Otra parecida fue cuando por fin ví el reflejo del reflectante de la mochila de uno de mis compañeros, me puse a trotar primero y a correr después para pillarlos pero por mucho que aceleraba, y aceleré, el reflejo siempre estaba a la misma distancia hasta que se esfumó.
Por fin se acabó la subida, ahora venía un pequeño llaneo con sube y baja ya fuera del bosque en campo abierto. Yo solo veía el pequeño sendero marcado, las rocas que tenía que saltar y la niebla. Por primera vez en la carrera llevaba tiempo sin ver baliza y al estar ya fuera del bosque llegué a dudar si ese sendero era el correcto, tras fijarme bien alrededor mía vi una baliza al fondo a la derecha, por fin comenzaba la bajada.
Era una bajada haciendo eses, llena de barro y de guijarros, pude ver al fondo a mi compañero Pedro y me puse a trotar lo más rápido que el terreno me permitía. Cuando tuve al alcance de mi voz a mi compañero, empecé a gritarle preguntándole por los kilómetros que marcaba el GPS, ya que Juan llevaba reloj GPS, tras varios gritos entre nosotros me enteré que Juan no estaba con Pedro y había tirado solo ya que el estaba bastante fuerte (hizo su primera maratón en Sevilla con un tiempo de 3h 42min) y quería llegar a meta en tiempo.
Alcancé a Pedro justo cuando estaba hablando con unos voluntarios que había al cruzar una carretera, llegué y el voluntario me preguntó si me había enterado de lo que le había dicho a mi compañero, le dije que no y me dijo algo parecido a esto: ya no llegais a meta, os quedan 5 kilómetros y 20 minutos pero la balización sigue puesta. Luego estuvimos hablando mi compañero y yo de si este voluntario estuvo acertado en las formas con nosotros y creemos que no, entendemos que son muchas horas y que aquel día hubo mucho frío, viento y lluvía, y el tendría ya ganas de que llegásemos para poder cerrar el puesto, pero quizás en las formas se equivocó, ojo, en las formas no en el contenido.
Esta fue la conversación que tuve conmigo mismo mientras escuchaba al voluntario:
- Evidentemente la balización seguirá puesta ¿O la quitan antes de cerrar meta?
- ¿Cinco kilómetros todavía? ¿Cómo es posible? Uuuf y eso a cuanto hay que ir...vaya a 4 min/km eso es imposible
Con tal de acabar la carrera en tiempo estaría dentro de los 200 primeros (hubo 79 llegados) que es el requisito para puntuar en la LRU, pero yo no estaba para ir a 4, ni a 5, ni a 6, quizás a 7 lo podría intentar. Mi compañero y yo ibamos trotando a ritmo bueno ya que tras cruzar la carretera era terreno llano y con poco barro, hasta que llegamos al avituallamiento de la presa. Creo que era la tercera vez que pasábamos por este avituallamiento y aquí se me vino el mundo encima, me equivoqué sobre donde estábamos y le dije a Pedro que nos quedaba muchísimo ya que ahora venía la cuesta del barro tipo chupona. Hicimos una breve parada en el avituallamiento, les dimos las gracias a las voluntarias por estar allí y seguimos a trote, saltamos un murete y empezamos una subida y caí en mi error, esta no era la subida del barro chupona. Esta era una subida mucho más suave, con mucho barro, pero más suave y que una vez se subía y se bajaba daba a donde separaron la carrera media de la larga. Ahora me arrepentía de no haberme dado más caña desde el cruce de la carretera hasta aquí, ya que quizás no fuesen cinco kilómetros, es más estaba casi seguro de que eran menos de 5km. Tras acabar la subida, intenté ir "a tumba abierta" en la bajada pero lo único que conseguía era caerme y mi compañero no paraba de gritarme llamándome la atención y diciéndo algo del estilo: al carajo la liga, que no llegaaaas y te vas a mataaaar.
Llegamos a la carretera y nos metimos ya en el pueblo, yo aún tenía ganas de hacer algún trote-sprint de última hora pero no tenía sentido, ni el cuerpo me acompañaba, ni sabía cuanto quedaba exactamente. Por fin vimos el arco de meta, mi compañero Juan (que entró en tiempo) había pedido el favor a la organización de que no desconectaran el reloj del arco, manos juntas y en alto y entramos en meta en 9h 44 minutos. No estamos en la clasificación y no me ha servido para puntuar en la LRU, 14 minutos nos han dejado fuera de ser "finishers" aunque evidentemente nosotros nos sentimos finishers y nos fuímos con muy buenas sensaciones cara a la 101, sobre todo porque comprobamos que podemos ir juntos en equipo durante muchos kilómetros y bajo condiciones atmosféricas muy adversas. Mal sabor de boca por el tema de quedarse a las puertas pero satisfechos.
Tras terminar, nos fuímos a las duchas que estaban lejos, era un pabellón deportivo a las afueras. Las duchas estaban asquerosas de barro pero más en la zona de vestuario que en la zona de duchas, con el agua fría y con un inconventiente de última hora, y es que mientras esperaba a mis compañeros, un entrenador de baloncesto que estaba allí me dijo que ya él se iba, lo miré con cara de sorpresa pensando "¿Y que me querrá decir con eso?" me dijo que es que tenía que cerrar el pabellón. Se lo comenté a mis compañeros pero ellos me dijeron que aún estaban viendo como ducharse. Tras un rato en el que el entrenador cada vez estaba más serio, y mis compañeros también estaban más mosqueados por el tema de las prisas, el entrenador me dijo que se iba y que ya avisaria a la policia local para que viniesen a cerrar el pabellón. Esto fue bastante subrealista tanto para mí como para el entrenador de baloncesto ya que el no sabía si se podía ir y yo no sabía como explicarle que a nosotros nos habían dicho que estas eran las duchas y mis compañeros tardarían lo que tardasen ya que tenían que luchar con la suciedad de las duchas y con que el agua estaba fría.
Tras la "ducha" nos fuímos a cenar algo y mis compañeros juraban y perjuraban que nunca más harían esta ultra o al menos no la distancia larga. Yo comía y por dentro me reía recordando las veces que yo había dicho lo mismo.
PD. Está pendiente una actualización con fotos de la carrera, pero es que cuando estaba descargando mis fotos "del bosque encantando" la tarjeta de memoria se borró y perdí no solo esas fotos si no todas.
Para mi gusto, mis compañeros habían salido demasiado rápido ya que habíamos trotado toda la subida de la carretera. Ahora ya íbamos por senderos al ritmo de los demas corredores y yo no me notaba bien, llevábamos 4 kilómetros y todos de subida cuando les comenté a mis compañeros que yo iba a sacar los palos, nos apartamos del sendero y nos pusimos a preparar los palos y aprovechamos para orinar. Esta parada en el kilómetro 4 fue un gran error ya que nos adelantaron muchos corredores que luego nos fue imposible adelantar, porque no cedian paso en las bajadas. Tras 5 km de subida llegaba la primera bajada que ya avisaba de como sería la prueba, muy técnica y exigente, sobre todo por el fango. La prueba se complicó bastante por el estado del terreno por la lluvia, quizás otro año que no haya llovido no resulte tan técnico. Durante toda la bajada, de otros 5 km, ibamos avanzado a duras penas ya que estábamos metidos dentro de un grupo de corredores, todo el que nos adelantó en la parada, e íbamos al ritmo del grupo ya que era complejo adelantar, a veces porque no daban paso y otras porque realmente tampoco tenía mucho sentido apretar más para caerse.
Cuando se abrió el sendero apretamos el ritmo y así llegamos a la base de la subida del Puerto de Las Palomas, a ratos nos llovía ligeramente, hacía frío, la bajada había sido dura y exigente y ahora tocaba otra subida. Mis compañeros en la subida iban a más y yo a menos, iríamos por el kilómetro 12 y yo no podía más, aquella subida me estaba superando, conocía esta zona porque la había bajado en el Trail de Zahara y sabía que una vez viese el lago ya estaría cercano a la cumbre pero no llegaba...de repente las marcas señalan subir a través del campo sin seguir el sendero "derecho parriba", si no fuese por los palos habría gateado, en este punto la subida era campo a través con una gran pendiente directo hacia la cima. Aquí empecé a ver a corredores descompuestos. Estábamos metidos en un banco de niebla, se intuía arriba dos sombras animando que pensé que serían mis compañeros. Una vez arriba vi que eran dos voluntarios, levanté las manos como si fuese Rocky tras subir las famosas escaleras y pensé: ya está ya me puedo ir a mi casa. Había subido el Puerto de las Palomas, estaba bastante cansado y apenas veía nada por la niebla. Ya no había tapones y la bajada era "fácil" me puse todo lo rápido que me permitia el terreno, y el banco de niebla, hasta que alcancé a mis compañeros en un avituallamiento. Cuando voy solo a una ultra tengo por costumbre no echar mucho tiempo en los avituallamientos, pero en esta si lo echamos. Tiempo que luego nos faltó al final.
Mientras me esperaban en el avituallamiento, mis compañeros habían estado haciendo cuentas y no íbamos muy bien de tiempo, estábamos demasiado cercanos a la hora de corte del kilómetro 32. Salimos a trote rápido hasta que nos encontramos una nueva subida con dos tipos de fango: el fango tobogan en el que o clavavas los palos para avazar o resbalas como en un tobogan y el fango tipo pegamento, este fango era nuevo para mí, hacía ventosa con la suela y había que hacer fuerza para separar el zapato del suelo, que se despegaba con un "chof", ojo, una cosa es que se pegase el zapato para avanzar y otra que no resbalara, es decir, el fango pegamento también era tipo tobogán ya que el agarre solo era a la hora de intentar separar el zapato. Esta zona de subida con fango se me hizo especialmente dura.
Así llegamos a la separación de la media y la larga. Luego estuvímos mucho tiempo por un sendero cómodo con ligera subida, dirección Boyar, en el que íbamos andando con los palos, recuperándonos del palizón de la zona del barro, llegamos a un nuevo avituallamiento en el que nos quitamos las piedras de los zapatos, comimos, bebimos e hicimos la sobremesa...tras esa pausa tocó darlo todo para llegar al corte del kilómetro 32. Fueron kilómetros de trote por terrenos exigentes, a buen ritmo y todos juntos. Este tramo sirvió para comprobar lo que habíamos avanzado como grupo en este año tanto en la forma física de cada uno como en la capacidad de marchar todos juntos a un mismo ritmo, el objetivo de probar como íbamos para la 101 estaba superado. Cuando llegamos al avituallamiento llevábamos 5h 30 minutos de carrera y el corte era a las 6 horas, pero había un gran problema, quedaban 16 kilómetros (eran por dentro del Pinsapar) y menos de 3h 30min para completarlas. De nuevo en este avituallamiento estuvimos demasiado tiempo parados. Hacíamos cuentas y según las mias ya no llegábamos, ya que desde la entrada del Pinsapar nos quedarían unos 15 kilómetros y unas 3 horas, y yo personalmente hacer 5 kilómetros por hora solo lo podía garantizar que lo hiciese si estos últimos 15 kilómetros no tenían mucho desnivel. Por experiencia de otras ultras sabía que como el desnivel fuese importante me plantaba en un ritmo de 4 km la hora. Aquí hay que hablar del segundo error del equipo, ninguno se había estudiado bien el perfil de la carrera, estábamos allí a la entrada del Pinsapar y no teníamos muy claro si venían 15 kilómetros fuertes de desnivel o no. Bueno, pues nos enteramos, y bien, en carrera, el Pinsapar era una subida de unos 10 kilómetros diferenciada en dos partes una "cómoda" por un carril ancho de zahorra y una segunda a la que nosotros le hemos puesto varios nombres "El bosque encantando", "El bosque tenebroso" y algunos nombres más...en la primera parte, por el carril de zahorra, ibamos casi en el ritmo correcto, los tres avanzábamos a paso ligero con los palos casi con cadencia militar. Yo ya iba sin fuerzas y Juan estaba tocado muscularmente. Por fin se acababa el carril y se continuaba por un sendero que ya nos metía al bosque. Allí encontramos un nuevo avituallamiento. El contexto en el que ocurría todo esto era bajo lluvia,viento, bancos de niebla en las montañas que veíamos en frente, frío...
Tras encontrarnos el avituallamiento, bajo un intesa lluvía y viento que soportaban estoicamente los voluntarios esperándonos ya que prácticamente cerrábamos la carrera, ya nosotros pensábamos que tocaba la bajada al pueblo pero nos informaron que no, que aún quedaban unos 5 kilómetros de subida: "Venga ya, ¿Cinco kilómetros más de subida?". Fue aquí donde, para mí, empezó a importar poco el entrar en tiempo a meta y me puse en modo "Esto hay que acabarlo, pon una marcha menos por si acaso", mis compañeros se empezaron a distanciar de mí, sobre todo porque hice bastantes paradas para orinar, tenía que evacuar todo el aquarius y la cocacola que había bebido, y para tomar un hidrogel y una barrita. Estos últimos 5 kilómetros de subida, con lluvía, niebla, frío, sin fuerzas, agotado y solo, fueron muy duros. Debido a que ya en varias ultras me había dado un susto el tema de la hidratación, en esta no solo me bebía mis bidones si no que en cada avituallamiento bebía aquarius y cocacola (es la primera vez que me atrevo a tomar cocacola en una trail) y el resultado era que en este tramo no paraba de orinar. Cada parada para orinar más se alejaban mis compañeros, hasta que llegó un momento que estaba solo.
Es a este tramo de 5 kilómetros por el interior del Pinsapar, en el que a la dureza y a lo impresionante del paisaje había que añadir la niebla, el frío y la lluvia, al que los tres hemos coincidido en llamar el "bosque encantando". Intentaba subir el ritmo pero no daba para más, en las paradas que hacía miraba a mi alrededor y me sentía un personaje de la tierra media que se hubiese atrevido a penetrar en el bosque oscuro, estaba yo, la niebla, el bosque, el pequeño sendero y el golpeteo de mi corazón que lo notaba de forma preocupante por detrás de la orejas. Orinar al borde de un sendero solo, con niebla y escuchando como palpita tu corazón detrás de la orejas es uno de esos momentos en los que piensas que hay que contactar con tus compañeros pronto. Mi pensamiento era "Jose aquí ni puedes abandonar porque no hay nadie que te recoja, ni te puedes desmayar porque como caigas rodando no te encuentran", por primera vez en una ultra he tenido algo parecido a una "alucinación", iba andando con los palos por ese sendero lo más rápido que las piernas me permitian y a lo lejos, en donde parecía que acababa la subida, me pareció ver a mis dos compañeros esperándome, pero eran más altos y tenían una pose de pocos amigos así que llegué a la conclusión de que serían agentes rurales del parque, me coloqué bien el dorsal para mostrarlo pero al llegar allí no había nadie. Otra parecida fue cuando por fin ví el reflejo del reflectante de la mochila de uno de mis compañeros, me puse a trotar primero y a correr después para pillarlos pero por mucho que aceleraba, y aceleré, el reflejo siempre estaba a la misma distancia hasta que se esfumó.
Por fin se acabó la subida, ahora venía un pequeño llaneo con sube y baja ya fuera del bosque en campo abierto. Yo solo veía el pequeño sendero marcado, las rocas que tenía que saltar y la niebla. Por primera vez en la carrera llevaba tiempo sin ver baliza y al estar ya fuera del bosque llegué a dudar si ese sendero era el correcto, tras fijarme bien alrededor mía vi una baliza al fondo a la derecha, por fin comenzaba la bajada.
Era una bajada haciendo eses, llena de barro y de guijarros, pude ver al fondo a mi compañero Pedro y me puse a trotar lo más rápido que el terreno me permitía. Cuando tuve al alcance de mi voz a mi compañero, empecé a gritarle preguntándole por los kilómetros que marcaba el GPS, ya que Juan llevaba reloj GPS, tras varios gritos entre nosotros me enteré que Juan no estaba con Pedro y había tirado solo ya que el estaba bastante fuerte (hizo su primera maratón en Sevilla con un tiempo de 3h 42min) y quería llegar a meta en tiempo.
Alcancé a Pedro justo cuando estaba hablando con unos voluntarios que había al cruzar una carretera, llegué y el voluntario me preguntó si me había enterado de lo que le había dicho a mi compañero, le dije que no y me dijo algo parecido a esto: ya no llegais a meta, os quedan 5 kilómetros y 20 minutos pero la balización sigue puesta. Luego estuvimos hablando mi compañero y yo de si este voluntario estuvo acertado en las formas con nosotros y creemos que no, entendemos que son muchas horas y que aquel día hubo mucho frío, viento y lluvía, y el tendría ya ganas de que llegásemos para poder cerrar el puesto, pero quizás en las formas se equivocó, ojo, en las formas no en el contenido.
Esta fue la conversación que tuve conmigo mismo mientras escuchaba al voluntario:
- Evidentemente la balización seguirá puesta ¿O la quitan antes de cerrar meta?
- ¿Cinco kilómetros todavía? ¿Cómo es posible? Uuuf y eso a cuanto hay que ir...vaya a 4 min/km eso es imposible
Con tal de acabar la carrera en tiempo estaría dentro de los 200 primeros (hubo 79 llegados) que es el requisito para puntuar en la LRU, pero yo no estaba para ir a 4, ni a 5, ni a 6, quizás a 7 lo podría intentar. Mi compañero y yo ibamos trotando a ritmo bueno ya que tras cruzar la carretera era terreno llano y con poco barro, hasta que llegamos al avituallamiento de la presa. Creo que era la tercera vez que pasábamos por este avituallamiento y aquí se me vino el mundo encima, me equivoqué sobre donde estábamos y le dije a Pedro que nos quedaba muchísimo ya que ahora venía la cuesta del barro tipo chupona. Hicimos una breve parada en el avituallamiento, les dimos las gracias a las voluntarias por estar allí y seguimos a trote, saltamos un murete y empezamos una subida y caí en mi error, esta no era la subida del barro chupona. Esta era una subida mucho más suave, con mucho barro, pero más suave y que una vez se subía y se bajaba daba a donde separaron la carrera media de la larga. Ahora me arrepentía de no haberme dado más caña desde el cruce de la carretera hasta aquí, ya que quizás no fuesen cinco kilómetros, es más estaba casi seguro de que eran menos de 5km. Tras acabar la subida, intenté ir "a tumba abierta" en la bajada pero lo único que conseguía era caerme y mi compañero no paraba de gritarme llamándome la atención y diciéndo algo del estilo: al carajo la liga, que no llegaaaas y te vas a mataaaar.
Llegamos a la carretera y nos metimos ya en el pueblo, yo aún tenía ganas de hacer algún trote-sprint de última hora pero no tenía sentido, ni el cuerpo me acompañaba, ni sabía cuanto quedaba exactamente. Por fin vimos el arco de meta, mi compañero Juan (que entró en tiempo) había pedido el favor a la organización de que no desconectaran el reloj del arco, manos juntas y en alto y entramos en meta en 9h 44 minutos. No estamos en la clasificación y no me ha servido para puntuar en la LRU, 14 minutos nos han dejado fuera de ser "finishers" aunque evidentemente nosotros nos sentimos finishers y nos fuímos con muy buenas sensaciones cara a la 101, sobre todo porque comprobamos que podemos ir juntos en equipo durante muchos kilómetros y bajo condiciones atmosféricas muy adversas. Mal sabor de boca por el tema de quedarse a las puertas pero satisfechos.
Tras terminar, nos fuímos a las duchas que estaban lejos, era un pabellón deportivo a las afueras. Las duchas estaban asquerosas de barro pero más en la zona de vestuario que en la zona de duchas, con el agua fría y con un inconventiente de última hora, y es que mientras esperaba a mis compañeros, un entrenador de baloncesto que estaba allí me dijo que ya él se iba, lo miré con cara de sorpresa pensando "¿Y que me querrá decir con eso?" me dijo que es que tenía que cerrar el pabellón. Se lo comenté a mis compañeros pero ellos me dijeron que aún estaban viendo como ducharse. Tras un rato en el que el entrenador cada vez estaba más serio, y mis compañeros también estaban más mosqueados por el tema de las prisas, el entrenador me dijo que se iba y que ya avisaria a la policia local para que viniesen a cerrar el pabellón. Esto fue bastante subrealista tanto para mí como para el entrenador de baloncesto ya que el no sabía si se podía ir y yo no sabía como explicarle que a nosotros nos habían dicho que estas eran las duchas y mis compañeros tardarían lo que tardasen ya que tenían que luchar con la suciedad de las duchas y con que el agua estaba fría.
Tras la "ducha" nos fuímos a cenar algo y mis compañeros juraban y perjuraban que nunca más harían esta ultra o al menos no la distancia larga. Yo comía y por dentro me reía recordando las veces que yo había dicho lo mismo.
PD. Está pendiente una actualización con fotos de la carrera, pero es que cuando estaba descargando mis fotos "del bosque encantando" la tarjeta de memoria se borró y perdí no solo esas fotos si no todas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario